La calidad no es tan buena. El video podría ser mejor. El video tiene algo de desenfoque.
No soy lo suficientemente bueno. No es lo suficientemente bueno.
No tengo mas ideas.
Nadie mira, nadie me hace caso. A nadie le importa. A nadie le importo.
No tengo tiempo.
No tengo el equipo adecuado.
No tengo dinero suficiente.
¿Sabes que es todo esto? Sí, ¡¡excusas!!
Excusas por no intentarlo lo suficiente. Da igual en qué circunstancias.
Excusas por no trabajar duro e inteligentemente.
Excusas por protegerte a tí mismo.
¿Pero sabes qué?
Yo mismo he usado estas excusas una y otra vez en el pasado.
Y lo peor es que cada una de ellas te llevan de una a otra. Si no rompes el patrón o cadena, te llevará directamente a: NADA.
Si tu meta es NADA, entonces no te preocupes, vas por buen camino.
Pero si tu meta es ALGO, entonces cambia el chip.
Hasta que no decidas que quieres dejar de buscar y aplicar excusas una y otra vez, continuarás sin llegar a donde quieres llegar. En la vida, en el trabajo, en los proyectos, en tu formación, con tu pareja, con tus amigos, con tu dinero, con tu futuro.
Y cuando salgas de esa rueda de las excusas, no te acomodes, no te confíes. Las excusas acechan, esperan tu debilidad, para volver a hacerse fuerte dentro de ti. Una y otra vez.
Sé más fuerte. Sé más inteligente. No les des a las excusas la opción de hacerse fuerte en tu vida.
Y para que eso no pase, ponte tu mismo en la posición dominante, en la que harás todo lo posible y un poco más para hacer lo que tienes que hacer. Sin excusas. Una y otra vez.
¿Cómo lo consigues?
Trazando un plan, planificando tus tareas y ¡cumpliéndolas! Las que sean, pero ¡cúmplelas!
¿Pero cómo? A mí me funciona comprometerme con los demás, diciendo en público lo que tengo pensado hacer. Como este “1 mail por día”. Porque si no lo cumplo, quedaré en evidencia con miles de personas que os habéis apuntado a mis listas.
No hace falta que hagas cosas cada día. Vale que sean cada 2. Cada semana. Quincenalmente. U ocasionalmente si la tarea lo requiere. Pero no valen más excusas. Hazlo. Punto. Por ti, por los demás. Por quedar bien con los demás, pero sobre todo por quedar bien contigo mismo.
Las excusas dañan, tanto a tí mismo por no cumplir con tu propio compromiso, como a los demás, porque tu imagen se verá mermada, quedarás como “el / la de las excusas”. ¿Quieres serlo? No lo creo… Así que, a por ello, ¡no más excusas a partir de ahora!